viernes, 6 de enero de 2017

DISCURSO DE PERÓN 28 DE JULIO DE 1944

LA JUSTICIA SOCIAL LLEGARÁ A LA CLASE MEDIA ARGENTINA:





“Continúa después el contenido histórico y político internacional,
que dice: “Lucharemos por mantener una real e integral soberanía de la
Nación; por cumplir firmemente el mandato imperativo de su tradición
histórica; por hacer efectiva una absoluta, verdadera, pero leal unión
y colaboración americana; y por el cumplimiento de nuestros compro-
misos internacionales”. En este sentido, tampoco hemos faltado a la
promesa.”
“El problema argentino no es un problema aislado. El problema ar-
gentino es un problema del mundo. Y si no, bastaría mirar a los cinco
continentes y pensar si alguno de todos esos países tiene menos pro-
blemas que nosotros. Esta tierra, en la que se suele afirmar que Dios es
criollo, debería dar gracias, a la Providencia, porque creo que en este
momento no hay ya un solo país en el orbe que pueda ser mas feliz que
nosotros”.
“Nuestra Nación como todas las naciones nuevas, entronca políti-
camente con un patriciado poseedor de todas las virtudes que siempre
tienen los patriciados forjadores de nacionalidades. El nuestro, induda-
blemente virtuoso, se formó desde abajo, y desde allí formó la Nación.
Después, la sucesión del gobierno de la cosa pública fue pasando a
otras manos, quizás descendientes del patriciado, pero que, por la ac-
ción del tiempo y de la molicie, habían perdido las grandes virtudes de
sus antepasados. Como en todos los patriciados que entregan a sus
descendientes el manejo de la cosa pública, éstos se convirtieron en
una oligarquía. El panorama político, visto en síntesis, presentaría esa
oligarquía en la siguiente forma: un joven que recibió dos o tres estan-
cias, un palacio en la calle Florida y el manejo de la cosa pública. Ven-
dió la primera estancia. Se fue a París. En Montmartre liquidó la otra
estancia; y cuando ya no tenía haberes, volvió al país; hipotecó primero
su palacio, y luego lo vendió. Cuando ya no tenía nada que vender,
comenzó a vender el patrimonio de todos los argentinos.
Éste es, un poco escuetamente presentado, el panorama de nuestra
evolución. Si en 1810 fuimos libres políticamente gracias a esos hé-
roes que siempre recordamos, no podemos afirmar lo mismo de los que
les sucedieron que, lejos de conquistar nuestra independencia econó-
mica, han perdido el tiempo y nos han entregado a una situación de
verdadero coloniaje como nunca el país había soportado antes.
Podemos decir que esta oligarquía, servida por hábiles políticos, no so-
lamente cometió el delito contra el país, sino algo más grave aún: tuvo
sojuzgadas numerosas generaciones de argentinos, a los que disoció
en sus verdaderos valores.


Esos hombres son los políticos a su servicio. Cuando algún joven
de la clase media, génesis, sin duda, de los mayores valores de la po-
blación argentina, salía con talento, lo atraían a su lado, “le pisaban el
pantalón” para que no se fuera y lo ponían a trabajar para ellos o para
su partido y no para el país. Y si ese joven era independiente y tenía
carácter suficiente para levantarse contra ellos, entonces le trazaban
una cruz y lo mandaban a un pequeño empleo sin importancia, a pasar
su vida hasta morir, sin poder progresar, aun cuando tuviera los mayo-
res méritos. Es decir que además del delito de haber gobernado mal,
de haber entregado las riquezas del país, anulaban a los hombres que
eran los únicos que podían haber desarrollado su mentalidad y adqui-
rido el derecho que toda democracia bien organizada da a sus hijos: el
de tomar el manejo de la cosa pública cuando se es más capaz que los
demás.
Así se formó nuestra clase media con un complejo de inferioridad,
porque no tuvo nunca oportunidad de actuar. Así se formó ella, sin un
contenido social.

Habrán observado ustedes que el obrero no va a pedir un aumento de
salarios para él, sino para todos los de su gremio. El hombre de la clase
media no va a pedir nunca para los de su gremio. Va a pedir solamente
para él. Eso es lo que la ha debilitado. Y eso no es obra de la clase
media, sino de nuestro sistema político, que ha empeñado la fuerza y
el manejo de las agrupaciones humanas del país en una sola dirección:
exclusivamente hacia el provecho de un círculo reducido de hombres, y
no para todos los argentinos.”

Atte: SOMOS PERONISMO 

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