martes, 13 de diciembre de 2016

DISCURSO DE PERÓN 1 DE MAYO DE 1944

LA DIGNIDAD DEL TRABAJO:


Por Juan Domingo Perón: 


“Deseamos también desterrar de los organismos gremiales a los extre-
mistas, para nosotros, de ideologías tan exóticas, ya representen un
extremo como otro; porque es lo foráneo a lo que nosotros, los argen-
tinos, no hemos jamás sentido inclinación ni apego; y porque ellos, con
su sedimento de odios ancestrales, nos traen sus problemas que no
nos interesan ni nos atañen. Nosotros buscamos la unión de todos los
argentinos y por eso anhelamos disponer de un capital argentino, para
que, en armonía con el trabajo, formen la base de nuestra grandeza
industrial y del bienestar colectivo.
Luchamos porque ese trabajo sea considerado con la dignidad que me-
rece, para que todos sintamos el deseo y el impulso de honramos tra-
bajando y para que nadie que esté en condiciones de trabajar viva sólo
para consumir.
Por eso sostenemos la necesidad de que todo el que trabaja obtenga
una comprensión moral y material que le asegure el bienestar a que to-
dos tenemos derecho, como asimismo consideramos indispensable que
las labores se ejerzan en un régimen humano y feliz con sus descansos
reparadores, en medios higiénicos, sanos y seguros y, sobre todo, den-
tro de una dignidad y respeto mutuos”
“Nosotros no aceptamos intermediarios entre los obreros y los patro-
nes. Exigimos trabajadores auténticos para tratar, como también exi-
gimos patrones auténticos para suscribir todos aquellos acuerdos que
van directamente a establecer la armonía entre el capital y el trabajo sin
la cual, necesariamente, sobreviene la anarquía que destruye el trabajo
y los valores que el mismo crea en el país.
Por eso me vaya permitir aquí dar un consejo a ustedes, que en su
mayor parte son los dirigentes de las agrupaciones de esta zona de la
provincia. Piensen siempre que las agrupaciones gremiales que defien-
den los intereses de los obreros deben estar perfectamente organiza-
das, para que no se introduzcan esos falsos apóstoles que se hacen
pasar por dirigentes obreros. Elijan ustedes sus propios conductores
entre los hombres más capacitados y, sobre todo, entre los más leales
y sinceros servidores de la masa. Mantengan una absoluta disciplina
gremial; obedezcan a sus dirigentes bien intencionados. Y sobre todas
las cosas, no permitan que dentro de las agrupaciones se introduzca la política, que es el germen más disolvente de todas las organizaciones obreras.”
“Nosotros deseamos que en esta tierra no haya más que argentinos
unidos por el gran sentimiento de la nacionalidad, sin el cual difícilmen-
te llevaremos a buen puerto a este país grandioso y rico, que todos
los días debería dar gracias a Dios por haber recibido a manos llenas
los bienes y riquezas de que dispone. Pero existe el peligro de que esa
riqueza en potencia no fructifique y se transforme con el tiempo en
miseria y pobreza. Si nosotros no somos capaces de cultivar, dentro
de nosotros mismos, esa mayor riqueza que representan los bienes
espirituales, que son los únicos eternos y los únicos que hacen grande
a la patria, esa unidad que anhelamos ese acendramiento espiritual y
esa armonía de las diferencias entre poderosos y humildes no podrá
ser alcanzada.
En esta tierra, ningún hombre debe sentirse olvidado por el Estado: ni el
capitalismo extranjero, que explota a la masa, ni la masa, que se siente
injustamente explotada por hábiles financistas internacionales que han
hecho de nuestra Patria un cuerpo disociado que nosotros hemos de
cohesionar a la luz de un solo sentimiento: el de la nacionalidad.
 Cada uno de ustedes debe sentirse indispensable, porque el más hu-
milde de los hombres juega un rol importante, pues constituye la célula
que ha de unirse a las demás para salvar a la Patria en los momentos en
que se halla en peligro y para elaborar permanentemente su grandeza.
Si en esta tierra cada uno no se siente indispensable y útil, poco podre-
mos, hacer nosotros, aunque unamos al pueblo en todos los confines
de la Nación. Cada uno de ustedes debe sentirse, en todo momento,
un argentino que, sumado a los demás, forme los catorce millones de
criollos que dan alma y fuerza a la nacionalidad.
Finalmente, hemos dicho que trabajamos para todos los argentinos: y
ésa es también una verdad real. Trabajar para todos los argentinos es
hacer lo que acabo de expresarles. Tratar de unirlos, para que no exista
en el orden interno ni en el orden externo una fuerza capaz de separa-
dos, es nuestra tarea. De este modo, si llegare el día que la Patria nos
llame, podamos morir unidos por ella, si es preciso. “

Atte: SOMOS PERONISMO 

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