viernes, 9 de octubre de 2020

Crónica de un 17 de octubre

 Los cincuenta años de Perón


Corría el año 1945 Perón en ese entonces ostentaba  los cargos de vicepresidente de la nación, ministro de guerra y secretario de trabajo y previsión.

No obstante, la situación en el ejército era compleja, en septiembre de ese mismo año según le llegó el dato al Coronel Juan N. Giordano (entonces colaborador de Perón), algunos miembros del ejército en Campo de Mayo encabezados por el Teniente Coronel Quaranta hablaban y nombraban al vicepresidente como “persona no grata”, enseguida Giordano le comentó a Perón lo acaecido, este, atento al oírlo le dijo que se encontraba al tanto de los comentarios del grupo de oficiales, que se hallaban inspirados por el Dr Sabattini, quién era el intermediario con Quaranta, que a su vez había sumado a Ávalos (director de la Escuela de Artillería de la Armada). Esta oposición respondía a un grupo de civiles y a sectores de las fuerzas armadas. En ese mismo mes, la 4ta división del ejército con asiento en Córdoba intenta llevar a cabo un levantamiento, Perón como ministro de guerra responde reemplazando a su jefe el General Osvaldo B. Martín por el General Ambrosio Vago, deteniendo a Martin y a Rawson, como incitadores de la rebelión. Frente a estas diferencias dentro del ejército, el 26 de septiembre, el gobierno de Farrell restablece el estado de sitio.

El lunes 8 de octubre, día del cincuenta cumpleaños de Perón,  reúne a todos los Generales en el ministerio de Guerra, incluido el General Ávalos quien conspiraba en su contra, la situación era muy tensa, Perón estaba dispuesto a todo y les dijo:

“Señores, ustedes me han impuesto ser ministro de guerra, me han obligado a aceptar la vicepresidencia, cargando con una enorme responsabilidad frente al país y al ejército. De un tiempo a esta parte vengo observando que Campo de Mayo llega hasta el ministerio con verdaderas imposiciones que, en nombre de ustedes, hace llegar el señor General (refiriéndose a Ávalos). Cuando a un hombre se le carga la enorme responsabilidad que ustedes me han impuesto, al menos que ha de permitírseles la elección de los medios para el cumplimiento de su misión” . Un silencio de sepulcro inundó la sala, cuando al hacer un salto el ministro de guerra continuó: “Yo no puedo continuar asì, primero impusieron que el Dr Bramuglia abandonara la intervención de Buenos Aires y yo, le pedí que renunciara, en beneficio de nuestra concordia; luego impusieron al ministro del interior la eliminación de la subsecretaría de Informaciones y de Prensa, y también se realizó. Ahora exigen la renuncia del señor Nicolini, nombrado por el Presidente y propuesto por el ministro del interior. Yo no estoy dispuesto a intervenir para que renuncie; prefiero irme a mi casa”.

Terminada su exposición, Perón intentó retirarse del salón, algunos Generales le indican que se quede, tratando de templar el ambiente. Ávalos, por su parte, promete que al día siguiente abandonaría el acantonamiento de Campo de Mayo y pediría su retiro, como veremos mañana, el General haría todo lo contrario.

Terminada esa reunión, Perón informó al presidente Farrell lo acaecido. No obstante. algunos jefes, oficiales y suboficiales no olvidaban su 50 cumpleaños, y le regalaron un escudo de oro.

Fuente: Civita, César; Pavón Pereyra, Enrique. Perón, el hombre del destino. Tomo I. 1974. Abril Educativa y Cultural S.A. Buenos Aires, Argentina


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