EL ODIO Y EL AMOR:
En estos años de mi lucha he aprendido cómo juegan su papel en el gobierno de los pueblos las fuerzas políticas nacionales e internacionales, las fuerzas económicas y espirituales de la tierra y cómo se disfrazan las ambiciones de los hombres.Yo he visto a Perón enfrentándolos de pie, sereno e imperturbable, mirando siempre más allá de su vida y de su tiempo, con los ojos puestos exclusivamente en la felicidad de su pueblo y en la grandeza de su Patria.Nada ni nadie pudo ni podrá apartarlo de su camino.Yo recuerdo cómo, en los primeros tiempos de su lucha, debió enfrentar la calumnia que intentaba separarlo de sus descamisados diciendo que él era un peligro para el pueblo porque era militar.Algunos años después, como la calumnia no prosperó, sus enemigos trataron de enfrentarlo con las fuerzas armadas, diciendo que Perón intentaba crear una fuerza en los trabajadores para sustituir el influjo militar en el Gobierno de la República.Sobre todas estas cosas quiero decir la verdad.¡Mi auténtica verdad!Y espero que alguna vez se imponga sobre tanta mentira o, por lo menos, -aunque no crean-, sirva para algo a los pueblos del mundo en sus luchas por la justicia y por la libertad.Yo declaro que pertenezco ineludiblemente y para siempre a la -ignominiosa raza de los pueblos.De mí no se dirá jamás que traicioné a mi pueblo, mareada por las alturas del poder y de la gloria.Eso lo saben todos los pobres y todos los ricos de mi tierra.Por eso me quieren los descamisados y los otros me odian y me calumnian.Nadie niega en mi Patria que para bien o para mal, yo no me dejé arrancar el alma que traje de la calle.Por eso también, porque sigo pensando y sintiendo como pueblo, yo no he podido vencer todavía nuestro resentimiento con la oligarquía que nos explotó.¡Ni quiero vencerlo!Lo digo todos los días con mi vieja indignación descamisada, dura y torpe, pero sincera como la luz que no sabe cuando alumbra y cuando quema o como el viento que no distingue entre borrar las nubes del cielo y sembrar la desolación en su camino.Yo no entiendo los términos medios ni las cosas equilibradas.Yo sólo reconozco dos palabras como hijas predilectas de mi corazón: el odio y el amor.Nunca sé cuándo odio ni cuándo estoy amando.Y en este encuentro confuso del odio y del amor frente a la oligarquía de mi tierra -y frente a todas las oligarquías del mundo-, yo no he podido tampoco encontrar todavía el equilibrio que me reconcilie del todo con las fuerzas que sirvieron antaño entre nosotros a la raza maldita de los explotadores.
Atte: SOMOS PERONISMO
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